El movimiento de los indignados se hace fuerte en París // José Bautista
Ni la lluvia, ni el frío, ni el cansancio de tener que tener que
volver a construir lo que la policía destruye cada mañana han podido con la
indignación de los parisinos que este sábado, por tercer día consecutivo,
volvieron a reunirse en la Plaza de la República de la capital francesa. En apenas tres
días y a pesar del desprecio de los principales medios de comunicación del país
–el diario Le
Parisiendestacó el “olor a cebolla” y describió a los asistentes
como “adolescentes lata de cerveza en mano”-, los indignados de París lograron
establecer las bases de lo que muchos ya definen como el 15M
francés.
Esta es la crónica del fin de semana en
que algo cambió en la mente de muchos ciudadanos franceses:
Para entender este fenómeno hay que remontarse al pasado
jueves, cuando el descontento brotó en forma de asambleas,
acampadas y ocupación de espacios públicos en varias localidades de Francia,
siendo París la ciudad donde prendió con más fuerza la chispa de la
indignación. Aquella noche un millar de parisinos organizó asambleas en la
céntrica Place de la République respondiendo a la llamada del
colectivo apartidista Convergences des luttes para ocupar las plazas al finalizar la
marcha convocada ese mismo día contra la reforma laboral del gobierno
socialista que preside François Hollande.
La operación fue bautizada como #NuitDebout (noche en pie en
español). En los múltiples debates nocturnos que brotaron participaron algunas
de las mentes más críticas del pensamiento alternativo francés, como el
economista Frédéric Lordon. Los indignados de París crearon
un punto de primeros auxilios, repartieron alimentos y tomaron sus primeras
decisiones, como establecer comisiones y copiar los gestos del 15M español.
Acto seguido, a primera hora del viernes 32
de marzo, la policía expulsó a quienes instalaron allí sus tiendas
de campaña y eliminó las huellas visibles de su indignación. Convergences des
luttes puso fin al primer día de acampada con
un mensaje en las redes sociales: “nos fuimos cantando, volveremos cantando”.
Para sorpresa de muchos, el viernes por la tarde los indignados
franceses volvieron en masa a République, equivalente francés de la Puerta
del Sol de Madrid. Con
menos frío y un público más numeroso, heterogéneo y enérgico que el del día
anterior, los allí presentes celebraron una multitudinaria asamblea de más de
cuatro horas en la que se establecieron las bases de la acampada parisina.
El primer gran consenso: dar prioridad a temas urgentes de
organización frente a debates teóricos y adoptar las decisiones que tengan más
del 80% de los votos de la asamblea y con una participación mínima del 50% de
los asistentes. En apenas unas horas la plaza contaba con la
logística propia de un movimiento ciudadano organizado:
protocolos de comunicación y comportamiento, puestos para reparto y recogida de
alimentos y mantas, una enfermería bien abastecida, puntos de reciclaje,
energía eléctrica generada con una bicicleta y hasta obras de arte popular,
como el “arco del triunfo de los indignados”.
Aquella noche miles de parisinos descubrieron el poder creativo de
su descontento y la lucha contra la reforma laboral “a la española” de Hollande cedió el protagonismo a
las ganas de cambio, la ilusión y la imaginación en forma de eslóganes poéticos
y reivindicativos. Pocas veces en la historia de París, capital mundial del
lujo, pudieron verse puestos de comida a precio libre o a cambio de una idea.
Una vez más al alba los antidisturbios desalojaron a los
ciudadanos de la Plaza de la República bajo la atenta mirada de la estatua de
Marianne, la alegoría de los valores de liberté, egalité et fraternité de la V República francesa. No se
registraron incidentes violentos.
El sábado “33 de marzo” la primera en llegar a République fue la
lluvia. Pasado el medio día un grupo de aproximadamente cien personas, entre
ellos varios refugiados y familias desahuciadas, acudieron a la llamada de Droit
Au Logement (DAL), pariente francés de la Plataforma Afectados
por la Hipoteca (PAH) y uno de los colectivos que más trabajó para
organizar la Nuit Debout.
Algunos periodistas hablaban en Twitter del fin del 15M francés
cuando, a media tarde, los indignados de París volvieron a ocupar la plaza. En
línea con lo decidido la jornada anterior en asamblea, lascomisiones de Acción, Logística, Moderación, Comunicación,
Internacional y Acogida alzaron
de nuevo lo que esa mañana la policía destruyó.
A pesar de la lluvia, una nueva asamblea general –esta vez
de pie, no sentados- logró reunir a un millar de personas para debatir sobre el
futuro de la Puerta del Sol francesa. Tras varios turnos de
palabra y constantes alusiones a España –“la solidaridad fue clave en España
para evitar desahucios en barrios populares”, opinó ante la asamblea un
ciudadano-, el 15M y Podemos, la asamblea de République determinó “poner fin el
lunes por la mañana a la toma de la plaza”, concretamente a dormir allí, y a
“ocupar las plazas desde las tres de la tarde hasta la media noche de forma
cotidiana”
En la noche del sábado, mientras se celebraba un concierto
de “rap indignado” en République, una fuente de la
policía despejaba la incógnita sobre los permisos para acampar en la plaza:
Convergences des luttes pidió permiso a las autoridades -conservan el acuse de
recibo- pero la policía no respondió, lo que hace que las expulsiones de los
días previos fueran ilegales, tal y como reconoció la policía al diarioMetroNews. La asamblea general prevista para este
domingo en París concretará los detalles de la decisión.