Cinco claves del éxito de la campaña electoral de Podemos

por Eduardo Muriel

Los resultados de las elecciones europeas han cogido a todo el mundo por sorpresa. De hecho, ésta ha sido la palabra más repetida en los titulares de los medios de comunicación al referirse a Pablo Iglesias y a la candidatura que lidera, Podemos. Pero también el sentimiento experimentado por sus propios seguidores, ya que el resultado ha desbordado cualquier expectativa: más de un millón de votos y cinco europarlamentarios en sólo cuatro meses de existencia y algo más de 100.000 euros de presupuesto para la campaña. Este proyecto político recién nacido se ha colocado por delante de UPyD y se ha quedado a un sillón de IU.
Una de las primeras cosas que hizo Iglesias el domingo, cuando se dirigía a sus seguidores en Madrid tras obtener los cinco asientos en el Parlamento Europeo, fue agradecer al “mejor equipo de campaña” un trabajo que “será estudiado en las facultades de ciencia política”. “La media de edad del equipo no llega a los 30 años. Y os aseguro que los jóvenes responsables de esta campaña representan una nueva generación llamada a asumir, por preparación y por derecho propio, una enorme responsabilidad histórica en nuestro país”.
En la campaña de Podemos, el llamado círculo promotor, encargado de las decisiones clave de la campaña, ha puesto en funcionamiento una estrategia de comunicación política cuyos miembros llevan ensayando años. Entre los factores principales del éxito se encuentran los siguientes:

1- La elaboración de un discurso sencillo y que apela a la emoción

Hace ya dos años, en una de las muchas conferencias que ha impartido, Iglesias explicaba detalladamente su concepción de lo que, a su parecer, debía comunicar una izquierda hasta entonces demasiado centrada en la intelectualidad y encerrada en sí misma, alejada de la cultura de masas. El politólogo señalaba que prestigiosas investigaciones y manifiestos sesudos al final llegaban sólo a unos pocos, por lo que su efecto era muy reducido.
“Todos estos diagnósticos de la izquierda, de alguna manera, habría que intentar traducirlos a un discurso”, defendía Iglesias mientras desarrollaba lo que llamaba “hipótesis Tuerka”. “Uno de los dramas de los movimientos socialistas y del marxismo ha sido su incapacidad para traducir”, añadía, esto es, “disputar las cosas normales que están en la cabeza de la gente, lo que llamamos hegemonía”.
Esa hegemonía, concepto utilizado al calor de las enseñanzas del filósofo marxista Antonio Gramsci -al que el cabeza de lista de la candidatura cita frecuentemente-, implicaría convertir los puntos fundamentales de la izquierda en “sentido común”. Esa es la batalla de Podemos. Además, Iglesias siempre ha reivindicado abiertamente que hay que apelar a la emoción, y no sólo a la razón, y ha “recuperado” para la izquierda conceptos emocionales como el de patria.
En esta postura, Podemos no se ha detenido tanto a dialogar con la izquierda (que le ha reprochado muchos de estos medios utilizados, tanto discursivos como metodológicos) como a buscar que su mensaje llegara a “la gente”.

2- El uso del lenguaje audiovisual

Pablo Iglesias, igual que otras figuras que componen el círculo promotor de Podemos, como Juan Carlos Monedero (portavoz) o Íñigo Errejón (director de la campaña electoral), siempre ha tenido claro que hay que tener presencia en la televisión. No le falta razón: es el primer medio de comunicación en cuanto a audiencia, con mucha diferencia con respecto al segundo, la radio.
Así lo resume Iglesias en la misma conferencia: “En el año 2012, el 90% de un discurso político es un dispositivo audiovisual, el 95% de un liderazgo es un dispositivo audiovisual, el 95% de una campaña electoral o política es un dispositivo audiovisual, el 95% de lo que puede decir una organización política es un dispositivo audiovisual. Siempre cuento esto con un poco de mala leche cuando hablo con dirigentes de IU y les digo una cosa: a los que salimos en la Tuerka nos conocen más los militantes de vuestra organización que a vosotros, porque a vosotros no os ven”.
En esta estrategia, La Tuerka, el programa de debate político que comenzó a emitirse hace algunos años en la televisión vallecana Tele-K, tiene una importancia central. Fue desde el principio el laboratorio en el que Pablo Iglesias, Íñigo Errejón o Juan Carlos Monedero, entre otros, ensayaron cómo transmitir mensajes políticos en el medio audiovisual y que, en 2011, dio lugar a Producciones CMI, una “agencia de servicios audiovisuales especializada en comunicación política”. Sobre todo trabajaron para Izquierda Unida, con un éxito reivindicado así por ellos mismos: “De los 10 vídeos con más reproducciones del canal de You Tube de Izquierda Unida, 7 son nuestros”.
Entre sus creaciones, destaca el que elaboraron de cara al aniversario de la proclamación de la II República hace dos años, en el que se pueden apreciar nítidamente algunos de los elementos con los que se ha contado en la campaña de Podemos: la búsqueda de la emoción, un concepto de patria desde el punto de vista social y la simplificación (o “traducción”) de mensajes políticos o históricos complejos para convertirlos en fácilmente asimilables.
En un debate entre Alberto Garzón (IU) y Pablo Iglesias el pasado febrero, el líder de Podemos lo expresaba de este modo: “El trabajo que hicimos en La Tuerka era un trabajo pensado para ver cómo podíamos ganar utilizando el principal instrumento de socialización política en sociedades en las que hemos sido absolutamente derrotados, que son los medios de comunicación. Mi presencia en los medios de masas, las cosas que digo, cómo las digo son muchísimas horas de trabajo con compañeros pensadas para cómo movernos en un terreno absolutamente hostil en el que la derrota ideológica e incluso física de los que venimos de la izquierda es total”.
El éxito de Iglesias es también producto de un equipo, vinculado al activismo de izquierdas y a la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, que orienta sus esfuerzos a comunicar,a no pensar sólo el fondo del mensaje sino también su forma: “En todos los debates en los que intervengo, me reúno con los compas de Podemos y hay una discusión continua: ‘Pablo, ¿vas a hablar para la izquierda o vas a hablar para la gente?’”, cuenta.
El saldo de la creación audiovisual de Podemos es muy alto: 86 vídeos subidos al canal en Youtube desde la presentación de la candidatura, a lo que se suma una gran cantidad de ellos de otros círculos, más los subidos por los canales de La Tuerka o Fort Apache. Grupos musicales como Los Chikos del Maíz también han estado gravitando alrededor de Iglesias y alimentando esa constelación que ha posibilitado la explosión de Podemos.

3- La construcción del liderazgo

En uno de los debates de La Tuerka, cuando el plató aún estaba en la televisión vallecana Tele-K, Íñigo Errejón explicaba el papel de un líder refiriéndose al ex presidente venezolano Hugo Chávez. “Llega al poder en un momento de profunda fragmentación de la política, de identidades sociales, de clase, ideológicas… así que es en torno a ese nombre propio que se aglutina un campo político muy amplio que nadie había conseguido articular hasta entonces. ¿Y por qué se puede articular en torno a un nombre propio? Porque es nuevo, porque, como es inédito, eso permite que personas que a lo mejor en términos ideológicos no están tan de acuerdo, se pongan de acuerdo en un proyecto de país y se identifiquen con un nombre”.
Al surgimiento de Pablo Iglesias como líder de opinión, “creador de marcos discursivos”, en sus propias palabras, ha contribuido mucho el punto muerto al que parecen haber llegado el 15-M y las movilizaciones ciudadanas tras tres años de intensidad. Cuando arrancó Podemos, Iglesias declaró que el paso de asumir un liderazgo podían haberlo dado muy pocos, entre ellos Alberto Garzón o Ada Colau.
De hecho, la constante visibilidad de Iglesias ha sido uno de los puntos más criticados de Podemos. Ante esto, el politólogo ha admitido siempre que en parte es una crítica cierta, algo que achaca a la “debilidad de la sociedad civil” en la actualidad.
En otra de sus charlas, Iglesias desarrollaba: “Yo creo que un líder cumple la misma función que unspot, que una pegatina, que un cartel, que un libro, que la manera en que hacemos música, que el tipo de cultura que construimos… Es un dispositivo de comunicación política para disputar el poder en el terreno de la ideología”.
En este sentido, un buen líder sería aquel que tiene el papel de “transmitir ideas no solamente a los militantes, que también, sino a otra gente, alguien que habla con la gente que es destinataria de nuestros mensajes y de alguna forma le entiende, le escucha, le gusta lo que dice”. Y resume: “Un líder es aquel que es capaz de expresar la imagen de su organización, movimiento, o conjunto de sectores a los que representa“.
Una de las polémicas de la campaña se desató después de que el equipo de campaña decidiera estampar la cara de Iglesias en la papeleta de voto de Podemos, con la excusa de que su figura era mucho más conocida que el partido. Lo cierto es que es un político mejor valorado que Arias Cañete o Valenciano, por ejemplo, según las encuestas. Tras este episodio, algunos acuñaron el término Pablemos para referirse satíricamente al partido.

4- La conquista del espacio en las televisiones generalistas

Una vez quedaba claro que el lenguaje audiovisual era el camino y el líder (o varios líderes) el que tenía que recorrerlo, el siguiente paso era entrar allí donde pueden verte más allá de unos pocos miles de militantes o simpatizantes. Para llegar ahí, además del entramado de La Tuerka, Pablo Iglesias y compañía han ido a por todas: desde la proposición indecente lanzada por el politólogo a Cristina Cifuentes hasta sus ataques a Intereconomía hasta que en la cadena de extrema derecha picaron el anzuelo. El objetivo era que se hablase de ellos.
En medio llegó el programa Fort Apache, un espacio concedido por el canal iraní HispanTV. Los debates en Intereconomía, con una audiencia y medios mucho mayores que Tele-K, proporcionaron el medio ideal a Iglesias para “teatralizar el antagonismo”, algo fundamental según su plan para avanzar en política. Los vídeos del politólogo discutiendo con lo más granado del plantel de Intereconomía se hicieron virales. Y de ahí a dar un salto más arriba -todo sea por la audiencia- había un paso. Hace justo un año, Iglesias participaba en Las Mañanas de Cuatro, donde sigue siendo tertuliano habitual a día de hoy.
Tras el triunfo en las elecciones, la espiral se ha acelerado y el alcance de la figura de Pablo Iglesias se ha multiplicado. Hoy, todos los medios quieren hablar con él y reproducir sus declaraciones. La figura de Iglesias crece cuanta más polémica genera. “Cada vez que Alfonso Rojo decía que eras peor que Lenin y Stalin juntos, subía tu target”, le recordaban en Cuatro esta misma mañana.

5- Uso de los modos del 15-M

Nada de lo anterior habría dado tantos réditos electorales si antes no se hubiera desarrollado una ola de indignación como la que ha tenido lugar en España durante los últimos tres años. “Cuando uno trabaja, cuando la gente trabaja, cuando un pueblo ha sembrado, cosechar es fácil, cosechar es bonito, cosechar es hermoso, cosechar es victoria” resumía Íñigo Errejón en su discurso este domingo.
Podemos ha incorporado muchas de las demandas que pululaban por el movimiento de los indignados, como es el fin de los altos sueldos de los políticos (los eurodiputados de la candidatura cobrarán unos 2.000 euros), las primarias abiertas (con una participación inédita en España), o los círculos, asambleas en las que se han propuesto a los candidatos y movilizado a los seguidores (aunque la pretendida horizontalidad ha estado lejos de serlo, de momento). El nombre, Podemos, equivalente alYes we can que triunfó con Barack Obama, ha ido acompañado del lema “Sí se puede”, también análogo y muy utilizado en el 15-M.
Por ello, Podemos también ha huído de las “sopas de letras”. “Sé que todos los militantes de izquierdas quieren la unión de la izquierda, partiendo de una premisa que le encanta a nuestros enemigos: ‘si todas las organizaciones de izquierdas están unidas, entonces podemos ganar a estos sinvergüenzas que están mandando’. Rubalcaba y Rajoy están encantados de que pensemos así, porque saben perfectamente que el límite de eso es un 15% o un 20% de los votos”, explicaba Pablo Iglesias en su debate con Alberto Garzón.
Ganar cinco diputados ha pasado, indica, por dejar las etiquetas en un segundo plano, algo que ha molestado a sectores de la izquierda. Íñigo Errejón se desahogaba así este domingo: “Los que derrotan siembran derrota y siembran también la vileza, la tristeza, el cinismo de la derrota. Recibimos mucho de eso, a raudales, cuando echamos a caminar, recibimos mucha gente que hoy tenía ya escrita la crónica de un fracaso anunciado. Pues a toda esa gente le decimos que aquí estamos, que estamos contentos, que somos muchos, que nos debemos a nuestro pueblo, que no vamos a parar hasta cambiar nuestro país”.