11 tesis para un país sin política

por Rosa Lugano



1. El neodesarrollismo no existe entre nosotros. Su supuesto fundamental, el de un estado que orienta el crecimiento de un modo saludable e integral, no se verifica. Lo que hay es un neocrecimentismo fundado en la inversión capitalista.

2. La recuperación de la soberanía nacional (o regional) no existe entre nosotros. Su supuesto fundamental, el de la investigación científico-técnica de acuerdo a parámetros de desarrollo autónomo, no se verifica. No se constatan requisitos elementales tales como la soberanía alimentaria y la creación de conceptos sociales y científicos propios. Lo que hay es un aumento de la capacidad de importación de modelos de consumo y de paquetes tecnológico, capitaneados por multiacionales y mediado por las instituciones públicas (ministerio de ciencia y técnica y universidades públicas).

3. La autentica alegría festiva no existe entre nosotros. Su supuesto fundamental, el de una cultura capaz de forjar imágenes diferentes de identificación y de felicidad pública, no se verifica. Lo que hay es adhesión a un patrón global de consumo, un conjunto de prótesis tecnológica de confort y un conjunto de frustraciones de la vida cotidiana compensadas con TV y pastillas.

4. La idea práctica de la nación no existe entre nosotros. Su supuesto fundamental, el del control de los procesos de creación de riquezas, así como su regulación en el espacio tiempo propiamente argentino (o bien ampliado a la región), no se verifica. Lo que hay es una inserción exitosa, en términos capitalistas, de producción de tipo neo-extractiva en el mercado mundial.

5.    El retorno del estado no existe entre nosotros. Su supuesto fundamental, el de una precedencia soberana, no se verifica. Lo que hay es un proceso de construcción de potencias estatales definidas estrictamente por las necesidades de la inserción en el mercado global y una decisión de intervención creciente en función de sostener y alimentar el consumo y la circulación de mercancías.

6. La reanimación de una militancia juvenil no existe entre nosotros. Su supuesto fundamental, el de una nueva energía crítica capaz de atacar privilegios y miserias del modelo, no se verifica. Lo que hay es una creciente participación de la juventud en la gestión de la máquina estatal y de la población.       

7.  La vuelta de la política no existe entre nosotros. Su supuesto fundamental, aquel según el cual son los conflictos y las fuerzas sociales funcionan como guía para el reequipamiento de la infraestructura del común y el bienestar social, no se verifica. Lo que hay es una gestión permanente y desastrosa de la catástrofe (de la infraestructura pública, de los derivados de la acumulación neo-extractiva y la desestructuración de la vida común en los barrios), único límite a la ilusión política que abraza a muchos. Sólo la catástrofe activa la memoria de la insurrección.

8. La discusión colectiva no existe entre nosotros. Su supuesto fundamental,  la correlación entre argumentos y voluntad de poder, no se verifica. Lo que hay es una intensificación del oportunismo de la comunicación.

9. El conflicto como división social productiva no existe entre nosotros.  Su supuesto fundamental, el de la lucha de clases por las condiciones de producción/apropiación de la riqueza (cuya expresión fundamental es el tiempo de vida), no se verifica. Lo que hay es una representación mediática de la guerra de opiniones que codifica y vuelve gobernable la trama social.   

10. El amor y la virtú no eixsten entre nosotros. Su supuesto fundamental, el de la articulación ética entre una voluntad colectiva capaz de devenir activa, de forjar su propia praxis, sus afectos y lenguajes, no se verifica. Lo que crece es la “runfla”, el nihilismo, el gobierno a través de una serie de consignas, la última de las cuales nos viene impuesta: el “amor” cristiano a los “pobres”.

11. La idea de la realidad no debe ser solo estudiada sino sobre todo transformada no existe nosotros. Su supuesto fundamental, el de un sujeto capaz de atacar la realidad de la concentración capitalista, no se verifica. Lo que hay es una derrota política gestionada, que sólo nos otorga mediocres motivos para la ilusión y la creencia transitoria. En ese terreno, el poder pastoral es el que manda. Y su designio último sigue siendo la administración de la reproducción de las personas apuntando a controlar el cuerpo de las mujeres (su deseo, su decisión).