Lecciones semanales de vida del Hermano Antonio





Heterodoxias K

Hermanas y Hermanos, entusiastas cofrades nocturnos, fieles devotos de nuestra excelsa comuna de iguales: el mensaje dominical en esta ocasión será breve y preciso, una misiva fugaz destinada a alertarlos, a azuzar sus mentes y sus corazones y a evitar que, aturdidos, obren en modo desafortunado.

Hermanas y hermanos, vivimos tiempos aciagos, lo sabemos; tiempos en los que la palabra parece perder su peso, su densidad, su materialidad; tiempos en los que se estima posible que cualquiera diga cualquier cosa de cualquier modo, como si el efecto de verdad residiera más en  el sonido del decir (y, así, en el aparecer diciendo) que en el sentido de lo dicho. Tomemos, hermanas y hermanos, un caso al azar.


Nuestra señora Presidenta, luego de dudas, cabildeos y ensayos, ha decido formar parte de ese singular ágora contemporánea, de la conformación del tan mentado puente que aproxima los políticos a la gente; de esa asamblea virtual en la que, aparentemente, se deliberan y resuelven muchas de las diferencias que surcan los destinos de nuestra Patria, ha decidido formar parte, decimos, de esa experiencia actual, efectiva y revolucionaria de democracia directa a la que las fuerzas indescifrables del mercado dieron en llamar Twitter. Así, en una contundente decisión, la señora Presidenta hizo propia la cuenta @CFKArgentina. "Yo llevo en mi Blackberry la más maravillosa música que es, para mí, la palabra del pueblo argentino", dicen que se le escuchó decir, no sin cierto sarcasmo, en la presentación íntima de su nueva herramienta de comunicación en Olivos... Y si hablamos de la cuenta cómo no aprovechar la ocasión, Hermanas y Hermanos, para evocar a aquel comprometido miembro de nuestra Comunidad que como asesor de imagen de la entonces Senadora, allá por el 2006, la persuadió de usar las iniciales como marca política que la identificara con el inolvidable JFK: “Si quiere ser presidenciable, señora mia, —dice que le dijo— tiene que lograr personificar la síntesis exacta de John Kennedy y de Marilyn Monroe, es decir, del gran estadista popular y de la hembra que todo hombre quiere tener y que toda mujer quiere ser”. Dice que cumplió y que así le fue.

Pero no es exactamente de esto de lo que hoy, Hermanas y Hermanos, seguidores fieles, les quería departir, sino de un derivado menor, pero significativo de este hecho; de un actor secundario que amenaza volverse figura principal de nuestra comedia, de un recienllegado que ya tiene libre y frecuente acceso al dormitorio presidencial: “Bienvenida compañera Cristina a Twitter. Aquí también la apoyamos a construir un país más justo con memoria, verdad y justicia”, twitteó el Canciller”.

¿Quién es “el Canciller”? ¿“Aquí también la apoyamos”? ¿En Twitter? ¿”La apoyamos”? ¿“Un país más justo con memoria, verdad y justicia…”?

El Canciller es el Ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman, encargado de las relaciones internacionales del País. Un hombre cada vez más cercano al riñón presidencial (¿¡cómo puede ser que “estar cerca de un riñón” pueda ser algo bueno!?). Un hombre de una basta experiencia polítiica harto compleja de desentrañar. Un heterodoxo. Un transversal. Lo mejor del kirchnerismo…y lo peor.


¿Qué nos dice su cara, sus gestos, sus ojos? No dicen, pero es sabido, que en su temprana juventud, allá por marzo del ‘76, fue Director del efímero diario La Tarde que condenaba al “extremismo”, a la “subversión” y a los “sediciosos”, mientras defendía la Dictadura y a sus Generales. Su cara no lo aclara, pero luego –cuando su padre Jacobo Timerman, fue secuestrado y torturado— abraza con ganas la causa de los Derechos Humanos (¡siempre se está a tiempo de cambiar, Hermanas y Hermanos! ¡Nunca lo olviden!) y termina exiliado en New York (¿hubo algún otro o fue el único exiliado en la Gran Capital?... Al margen, ¿puede ser confiable alguien que está tan a la derecha de su propio padre –a menos que tu padre sea Trotsky y ese es otro cantar–? 

El exilio neoyorquino devino en Máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Columbia, en 1981, y del barrial La Tarde pasó a columnista en New York Times, Los Angeles Times, Newsweek y The Nation.

Debo decirles, fieles amigos, que yo lo último que desearía en el mundo es que una Hermana nuestra se sintiera atraída por alguien que porta esa mirada, esos ojos, esa expresión. Jamás  quisiera que ningún Hermano eligiera como socio a quien es capaz de hacer esos gestos y de usar esos anteojos de colores (y, mucho menos, a alguien que es capaz de poner Jordana y Amanda a sus hijas). 


Pero, sobre todo, jamás desearía yo tener abajo, como asistente, como subordinado, a alguien capaz de decir (como en esta imagen), con su sola expresión, “dame quince minutos y un serrucho y sabés cómo te pido el cambio, no”.

Quince minutos de pura heterodoxia K. Quince minutos en los que todo en el cosmos se re-alinea (incluso la planta, que podría ser Manzur, de Salud, o Georgi, de Producción). Un cuarto de hora para poner a cada uno en su lugar: el de la palabra de Honor, el del gesto ampuloso y la palabra ligera y su Alteza.

Con todo, Héctor Marcos Timerman es la imagen de la Argentina en el exterior, la imagen de todos y cada uno de nosotros, Hermanas y Hermanos. Pero, también, es una imagen vertida hacia el interior del propio país, es una imagen para todos nosotros, imagen nítida de la mismísima heterodoxia kirchnerista. Equivocado estaría quien dijese que expresa sólo los ribetes más ideológicamente confusos, más amorales o más torpes de este movimiento de masas (hermanos, hermanas: ¿quién está en condiciones de juzgar moralidades, ideologías o torpezas ajenas? ¡Por qué juzgarlas!). Mas miope sería quien no pudiese percibir, en términos positivos, lo que realmente es: la posibilidad misma de la política en el momento de su retorno; la evidencia de que la heterodoxia no es una apuesta ni un proyecto superador, sino una necesidad primaria, la manifestación más cristalina de que la política sólo puede existir si incorpora esa lógica post-política que conecta personajes, ideas, consignas, imágenes televisivas, tradiciones, twitters y amoríos. La política de los Macri y de los De Narváez, pero también de los Ibarra, de los Alfonsín, de los Solanas y de los Sabatella –y de cualquier otro personaje que cuente con algunos minutos de gloria, horas en algunos casos, en su haber. La política de los personajes. De ficción. De historietas. La política en la era del kirchnerismo (aunque éste crea batallar contra sí mismo).

Hermanas y hermanos, entusiastas cofrades nocturnos, fieles devotos de nuestra excelsa comuna de iguales: ya ahora estamos cerrando. No sin antes apuntarles que hemos desplazado temas de primerísimo orden, tópicos neurálgicos en la configuración del mapa político argentino. Uno de ellos, el caso Papel Prensa, con la necesaria exégesis del profundo y acalorado debate que se suscitó entre nuestra señora Presidenta, el señor Aníbal F, el nunca bien ponderado Leuco, Nelson “Roña” Castro, los amigos de 6, 7, 8, el siempre certero V. H. Morales y varios allegados y parientes del banquero David Graiver (que con 35 años era un empresario aventurero y multimillonario, además de financista de Montoneros: ¡Eso es heterodoxia! ¡Eso es transversalidad!). Otro, el caso Fibertel, una perla exquisita que evidencia cómo en relación a un tópico se puede discutirlo todo (la gestión y el control de las comunicaciones y de los vínculos en una sociedad) o absolutamente nada (“Yo tengo Fibertel desde el primer año. Si me lo sacan me vuelvo loco, afirmó con tono amenazante el gran Director de Obras maestras del cine nacional y actual  intelectual orgánico de la clase media twittera, Pino Solanas”).

Hermanas y hermanos, entusiastas cofrades nocturnos, fieles devotos de nuestra excelsa comuna de iguales: recuerden siempre cuidarse los unos a los otros y recuerden que  Kennedy murió asesinado (como el Che Guevara, como Lennon) y Marylin de sobredosis (como Janis Joplin o como Illia): murieron como no se podía morir de otro modo en los ’60. Por la boca y la tele, en cambio, mueren hoy –con mucha menos dramaticidadnuestros políticos; como no se puede morir de otro modo, ahora, al fin de la primera década del siglo XXI.